Bienvenidos una vez mas a El drama de mi ortodoncia, aunque mi experiencia con Invisalign vaya llegando a su fin y me alegre mucho por ello
Me entristece saber que con el fin del tratamiento llegará el cierre de este blog en el que he ido contando mi experiencia con la ortodoncia.
Pero no nos pongamos tristes aún, porque mis dientes aún tienen mucha guerra que dar.
Como os comenté en la entrada anterior en mi última visita fui informada con horror de que, aunque parecía que todo iba a terminar la primera semana de Marzo me habían dejado una sorpresa para el final en forma de férula de refinamiento.
Me adoran y no saben cómo retenerme, es eso.
¿De qué iba esto? A pesar de que cada semana mis fundas corregían poco a poco mis torcidos dientes, a pesar de que cada martes por la noche la nueva férula encajaba a la perfección (síntoma de que el proceso avanzaba como se preveía) y a pesar de que el primer día planificaron que al finalizar las 38 semanas mi dentadura quedaría mas que perfecta, a pesar de eso aún hay que corregir cosas. Suena a vacile ¿verdad?
Para compensar que mis citas solían tener una duración de 20 minutos esta vez me habían citado para ¡dos horas y media! ¡180 minutos! ¿Sabéis lo que es eso? ¿Quécoño querían hacerme? Cuando estoy con ellos apenas puedo hablar así que descarté que hubieran reservado tiempo para ponerles al día en mi nuevo trabajo, cuando me tumbaron en la camilla y me pusieron el babero me contaron que iban a repetir el proceso de creación de nuevas fundas. ¿Lo recordáis de las primeras entradas?
Llegué pronto, por algún defecto de fábrica yo siempre llego mucho antes a los sitios, que podéis pensar que debe ser algo maravilloso ser siempre puntual pero no. Cansa mucho pasarte media vida esperando...
Por donde iba, llegué media hora antes a la consulta y, cuando me disponía a retomar mi lectura (muy útil llevar un libro/eBook a mano cuando eres como yo) apareció para mi alivio una de mis ortodoncistas para llevarme a la consulta donde me disponía a echar la mitad de la tarde.
Nada mas tomar posición en la camilla me explicaron que ese día me iban a limar los dientes, me quitarían los ataches, me iban a hacer fotos (¡qué les gusta y cómo lo odio!) y por último tomarían medidas de mi boca para encargar las férulas de refinamiento. Pinta bien, ¿verdad?
El momento "limado de dientes" es tan desagradable como la eliminación de los ataches, ¿recordáis lo que eran? Espero por vuestra salud mental y bucal que no, así que os lo explico brevemente. Los ataches son unas pequeñas piedras que, cuando comencé el tratamiento, me pegaron en algunos dientes para que las fundas encajaran mucho mejor aunque sin ellos tampoco es que se caigan precisamente. Para limarme el contorno de los dientes, y así dejarlos mas bonitos, y quitar los ataches utilizaron un aparato que hacía un ruido similar a cuando taladran las calles ¿lo tenéis en mente?
Pues eso en mi boca, por no mencionar que veía cómo soltaba al aire trozos blancos cuya naturaleza imagino junto con unos chorros de agua que menos mal que fui sin maquillar a la consulta. Todo un espectáculo.
Lo que más costó fue hacerme los moldes para las nuevas férulas: partiendo de unas fundas huecas que rellenan con silicona que encajan en cada una de tus mandíbulas y que debes tener durante cinco minutos cada una mientras tu ortodoncista te aprieta bien, para que quede la forma. El problema es que al quitarla hay que comprobar que ha encajado bien y que al quitármelo no se ha fastidiado nada.
Lo tuvieron que repetir dos veces hasta que, por fin, a la tercera fue la vencida.
Para mi sorpresa me dijeron que las últimas cinco fundas, de la 34 a la 38, no iba a usarlas nunca, que me las hicieron por si acaso pero que visto lo visto (supongo que se referían a la perfección de mis dientes) no hacían falta. ¿Entonces? Seguiré con la funda 33 un tiempo mas hasta que me llamen para decirme que las nuevas están listas ¿En serio? ¿Tenéis idea de cómo acaban tras una semana de uso? El color, el olor, la textura...
Dicen que serán solo 15 días, a ver cómo lo aguanto.
¡Gracias por leerme!
Me entristece saber que con el fin del tratamiento llegará el cierre de este blog en el que he ido contando mi experiencia con la ortodoncia.
Pero no nos pongamos tristes aún, porque mis dientes aún tienen mucha guerra que dar.
Como os comenté en la entrada anterior en mi última visita fui informada con horror de que, aunque parecía que todo iba a terminar la primera semana de Marzo me habían dejado una sorpresa para el final en forma de férula de refinamiento.
¿De qué iba esto? A pesar de que cada semana mis fundas corregían poco a poco mis torcidos dientes, a pesar de que cada martes por la noche la nueva férula encajaba a la perfección (síntoma de que el proceso avanzaba como se preveía) y a pesar de que el primer día planificaron que al finalizar las 38 semanas mi dentadura quedaría mas que perfecta, a pesar de eso aún hay que corregir cosas. Suena a vacile ¿verdad?
Para compensar que mis citas solían tener una duración de 20 minutos esta vez me habían citado para ¡dos horas y media! ¡180 minutos! ¿Sabéis lo que es eso? ¿Qué
Llegué pronto, por algún defecto de fábrica yo siempre llego mucho antes a los sitios, que podéis pensar que debe ser algo maravilloso ser siempre puntual pero no. Cansa mucho pasarte media vida esperando...
Por donde iba, llegué media hora antes a la consulta y, cuando me disponía a retomar mi lectura (muy útil llevar un libro/eBook a mano cuando eres como yo) apareció para mi alivio una de mis ortodoncistas para llevarme a la consulta donde me disponía a echar la mitad de la tarde.
Nada mas tomar posición en la camilla me explicaron que ese día me iban a limar los dientes, me quitarían los ataches, me iban a hacer fotos (¡qué les gusta y cómo lo odio!) y por último tomarían medidas de mi boca para encargar las férulas de refinamiento. Pinta bien, ¿verdad?
El momento "limado de dientes" es tan desagradable como la eliminación de los ataches, ¿recordáis lo que eran? Espero por vuestra salud mental y bucal que no, así que os lo explico brevemente. Los ataches son unas pequeñas piedras que, cuando comencé el tratamiento, me pegaron en algunos dientes para que las fundas encajaran mucho mejor aunque sin ellos tampoco es que se caigan precisamente. Para limarme el contorno de los dientes, y así dejarlos mas bonitos, y quitar los ataches utilizaron un aparato que hacía un ruido similar a cuando taladran las calles ¿lo tenéis en mente?
Pues eso en mi boca, por no mencionar que veía cómo soltaba al aire trozos blancos cuya naturaleza imagino junto con unos chorros de agua que menos mal que fui sin maquillar a la consulta. Todo un espectáculo.
Lo que más costó fue hacerme los moldes para las nuevas férulas: partiendo de unas fundas huecas que rellenan con silicona que encajan en cada una de tus mandíbulas y que debes tener durante cinco minutos cada una mientras tu ortodoncista te aprieta bien, para que quede la forma. El problema es que al quitarla hay que comprobar que ha encajado bien y que al quitármelo no se ha fastidiado nada.
Lo tuvieron que repetir dos veces hasta que, por fin, a la tercera fue la vencida.
Para mi sorpresa me dijeron que las últimas cinco fundas, de la 34 a la 38, no iba a usarlas nunca, que me las hicieron por si acaso pero que visto lo visto (supongo que se referían a la perfección de mis dientes) no hacían falta. ¿Entonces? Seguiré con la funda 33 un tiempo mas hasta que me llamen para decirme que las nuevas están listas ¿En serio? ¿Tenéis idea de cómo acaban tras una semana de uso? El color, el olor, la textura...
Dicen que serán solo 15 días, a ver cómo lo aguanto.
¡Gracias por leerme!