Bienvenidos una semana mas a El drama de mi ortodoncia. A medida que me voy acostumbrando a llevar esta tortura en la boca las novedades que contaros son menores.
Por ello las entradas son más espaciadas en el tiempo.
Desde finales de Junio todos los martes por la noche me cambio la férula y como consecuencia de ello cada miércoles desde entonces ando bastante fastidiada, lo único que cambia de una semana a otra es las piezas dentales que me molestan ya que cada funda tiene una función diferente. Y parecían inofensivos trozos de plástico...
Mi rutina también se ha visto variada cada noche, ya que durante 20 minutos tengo que morder una funda de plástico blando que vibra y gracias a la cual me cambio de férula cada siete días y no cada 14. Esto quiere decir que si un día salgo a cenar o a tomar algo tengo que acordarme de ponerme esto antes de salir ya que si no me tocará aguantar el sueño al volver a casa. Si he aprendido a prever esto es porque más de una vez me he visto dando cabezadas en el sofá mientras mi boca vibraba.
Todo muy ridículo.
Durante el verano la jornada intensiva, el buen tiempo y el hecho de que anochezca a las 10 de la noche hace que hagamos más vida fuera de casa y, como consecuencia de ello, almorcemos/cenemos más veces fuera de lo normal. Qué problema hay en divertirse, ¿verdad? Ninguno si no tienes que quitarte las fundas de la boca cada vez que te ponen una tapa junto con la cerveza. ¿Sabéis el dilema que crea eso?
Puedes decidir dejarte las fundas puestas y decir entre sollozos que no vas a querer ese trozo de tortilla con base de salmorejo tan rico que te corresponde
No tengo mucha hambre hoy, apenas...
Por otro lado puedes escuchar a tu sentido de la gula y decidir atacar tu tapa, pero entonces ¿qué haces con la funda? Vuelves a tener dos opciones, o levantarte al servicio cada 20 minutos dando a entender a tus amigos que tu intestino grueso no funciona como debería o pasar de todo el mundo y quitarte allí mismo las fundas.
Por no hablar del horror que era ir a todas partes con el cepillo de dientes, la pasta y el hilo dental para cuando terminabas de comer y tenías que colocarte las férulas de nuevo, Hay baños de algunos bares que, por mucho que digan lo contrario, no han visto pasar a un inspector de sanidad en años.
El verano también conllevó el descanso de las consultas al ortodoncista, pero la vuelta fue mucho peor que la del trabajo. ¿Recordáis que en la última entrada os comenté que iban a hacerme una cosa que no recordaba pero que tenía mala pinta? Pues esa cosa se llama stripping y no es más ni menos que ampliar el espacio entre dos dientes que digo yo, ¿la finalidad de mi ortodoncia no era juntar mis dientes porque estaba muy separados? ¿por qué los separan más? ¿por qué me hacen esto?
Siempre que contaba esto a alguien lo primero que me preguntaban era ¿un striptease?
Oh qué bueno, nunca me habían hecho esa broma...
Es como cuando llevo vaqueros rotos
Ya ni sonrío cuando me dicen: "Ten cuidado, se te han roto los pantalones". Ahora entiendo por qué la Reina tiene esa cara de seta, seguro que también le han dicho lo mismo.
A lo que iba, el martes pasado llegué a la consulta temblando como un perrito pequeño ya que además del horror que había visto al buscar "Stripping" en Google tenía que añadir que un compañero de trabajo llevaba semanas advirtiéndome de lo mal que lo iba a pasar durante y después de la consulta. Mis residentes me tranquilizaron cuando me enseñaron la lima (si vamos, como la de las uñas) con la que iban a hacerme la separación así que me tumbaron en la camilla, me pusieron el babero verde y me dejé llevar.
Confieso que no sentí apenas dolor, solo notaba que mi cabeza se movía como si no parara de afirmar algo de manera compulsiva. Si que es verdad que cuando la residente que me estaba limando los dientes sacó un momento la mano de mi boca, aquello parecía la matanza de Texas.
Reconozco que me impresionó un poco pero es que las cosas de la boca son muy escandalosas. Cuando terminaron decidieron que ya que estaba allí tumbada que me iban a limar otros dos dientes, total... Tras unos minutos salí de allí camino de casa sangrando pero feliz
Por que al final no había sido ni parecido a lo que había visto en Internet. Para que luego digan que mirar en Google solo sirve para asustar...
!Gracias por leerme!
Es como cuando llevo vaqueros rotos
Ya ni sonrío cuando me dicen: "Ten cuidado, se te han roto los pantalones". Ahora entiendo por qué la Reina tiene esa cara de seta, seguro que también le han dicho lo mismo.
A lo que iba, el martes pasado llegué a la consulta temblando como un perrito pequeño ya que además del horror que había visto al buscar "Stripping" en Google tenía que añadir que un compañero de trabajo llevaba semanas advirtiéndome de lo mal que lo iba a pasar durante y después de la consulta. Mis residentes me tranquilizaron cuando me enseñaron la lima (si vamos, como la de las uñas) con la que iban a hacerme la separación así que me tumbaron en la camilla, me pusieron el babero verde y me dejé llevar.
Confieso que no sentí apenas dolor, solo notaba que mi cabeza se movía como si no parara de afirmar algo de manera compulsiva. Si que es verdad que cuando la residente que me estaba limando los dientes sacó un momento la mano de mi boca, aquello parecía la matanza de Texas.
Reconozco que me impresionó un poco pero es que las cosas de la boca son muy escandalosas. Cuando terminaron decidieron que ya que estaba allí tumbada que me iban a limar otros dos dientes, total... Tras unos minutos salí de allí camino de casa sangrando pero feliz
Por que al final no había sido ni parecido a lo que había visto en Internet. Para que luego digan que mirar en Google solo sirve para asustar...
!Gracias por leerme!
Interesante blog. un saludo.
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