martes, 8 de julio de 2014

Segunda semana

Bienvenidos una semana mas a El drama de mi ortodoncia, como se que estáis ansiosos por saber cómo me está yendo no me demoro más en mi resumen semanal.

Día 7 por la noche: 
Después de cenar y usar el aparato este tan maravilloso que me pongo cada noche para acelerar el movimiento de mis dientes, toca cambiar de funda. Tuve miedo a que la nueva férula no encajara en mi boca por que mis dientes no se hubieran movido la primera semana como se preveía. 

Hago un inciso y os explico un poco mejor cómo funciona esto porque a veces doy por hecho que todos llevais la ortodoncia (aunque se que sufrís con mi dolor tanto o más que yo) y habéis leído foros, webs y demás informaciones sobre cómo funciona Invisalign. 

Antes de empezar crean un molde de tu boca, simulan cual será la situación final y los pasos intermedios entre ambas. Cada cambio consiste en un par de férulas (mandíbula superior e inferior) y es imperceptible ya que no te van a mover los dientes medio centímetro en una semana. Y si lo hacen ¡que me duerman los próximos meses!
Al colocarte la funda por primera vez sientes dolor porque tus dientes están en una posición y la funda nueva obliga a que se desplacen un poco, pero al cabo de los días tu boca se ha adaptado a la funda así que dejas de notarla tanto. Pero entonces te cambian a la siguiente.

Día 8: 
He dormido como un tronco sin ayuda de droga alguna, a pesar de ello me levanto con dolor de encías y echando de menos a mi férula anterior. ¡Ay mi añorada funda número uno, con lo bien que nos estábamos entendiendo! 

Lo peor llega a la hora de comer ya que tengo los dientes tan sensibles por culpa de tanto movimiento que el mínimo choque entre ellos me hace ver las estrellas, así que cada vez como menos. Lo peor fue por la tarde cuando decidí retomar mis sesiones de "running" y me puse malísima en el intento.
Se ve que no comer bien es incompatible con hacer ejercicio. 

Día 9: 
Tengo muchísima hambre.
He llegado a un punto en el que hasta me pone de mala leche ver a otros comer así que mi mal humor crece sin control.

Os resumo mi rutina de comidas diaria: cuando me levanto me bebo un café y un zumo, sobre las 11 de la mañana me cae un batido de esos con pajita (por cierto, han sacado uno de chocolate blanco que debéis probar YA) para engañar al estómago hasta las 14 horas que como.
El almuerzo no suele ser muy abundante por dos razones: no puedo masticar demasiado bien y como tan lento como consecuencia de mi dolor de dientes que me acabo cansando y desistiendo. A las 9 de la noche ceno aproximadamente la misma cantidad que al mediodía, entre medias me bebo un zumo para no desmayarme. 

¿Ahora me entendéis mejor? Esta situación es insoportable, así que he creado un gabinete de crisis en mi cabeza para buscar una solución urgente antes de matar a alguien. Entre que por culpa del hambre estoy siempre cabreada y que me cuesta hablar, mi comunicación con el resto de seres humanos se ha reducido a gruñidos.

¿Algo positivo? Apenas tengo dolor con la funda número dos, o mis dientes se han adaptado a la perfección o mi estómago ha tomado el control.

Día 10: 
No he aguantado más y he ido a la máquina de comida del trabajo a ver qué podía encontrar para tomar a media mañana.
Galletas no porque son demasiado duras de masticar, el chocolate no me emociona y los kit-kat y similar también los considero imposibles de comer así que me decanto por un donuts. Lo saboreo al máximo, no quiero que se acabe, ¡qué rico!

Día 12: 
Durante el fin de semana he ido mejorando considerablemente el dolor pero el hecho de reducir las comidas me sigue creando problemas. El sábado quedé a tomar cañas antes de cenar y claro, como no quise quitarme las fundas hasta que me sirvieron la comida me bebí un par de jarras de cerveza a palo seco que no veáis con que mareo acabé...
Ya os digo, acabaré con los dientes perfectos pero adicta a algo.

Día 14:
Toca día de cambio de funda pero esta vez con visita al ortodoncista. Estoy acojonada pero tengo que disimularlo porque los dentistas/ortodoncistas son como los perros, te huelen el miedo. No olvidaré guardar la funda número dos en la caja de color rojo, con R de reserva... 

¡Gracias por leerme!

No hay comentarios:

Publicar un comentario